¿Qué convierte a una empresa en innovadora? ¿qué elementos tienen en común las compañías innovadoras?¿cómo podemos convertir a nuestra organización en innovadora?.
En este artículo voy a intentar dar algunas de las pautas, que en mi opinión pueden ayudarnos a responder a estas y otras preguntas similares. Si bien es muy probable que el ideal de empresa innovadora no exista, sí es cierto que aquellas organizaciones que destacan en esté ámbito, suelen compartir una serie de atributos que actúan como pilares. En concreto hay seis elementos que considero imprescindibles para que la innovación sea repetible, ya que no se trata sólo de innovar una vez, sino de convertir esta capacidad de innovación en una ventaja competitiva sostenible en el tiempo.
Los seis bloques a los que cualquier empresa que pretenda innovar debe prestar atención son, la estrategia, el liderazgo, la cultura, los procesos, la estructura organizativa, y el entorno de trabajo. Así pues, el primer paso debería ser realizar un análisis en profundidad de cada uno de estos aspectos, y ver cual es la situación actual de nuestra compañía, para iniciar el proceso de mejora. No podemos abordar la innovación como una solución a corto plazo para nuestros problemas, sin antes haber diseñado una organización en la que esta pueda florecer una y otra vez.
Es importante tener una visión que inspire y motive a los empleados a dar lo mejor de sí mismos y que actúe como un faro que ilumina el camino de la innovación. Ésta, debe ser reforzada por una estrategia de innovación clara y meditada. La innovación no es algo que suceda, por lo general, de manera espontánea, sino que se trata del resultado de un esfuerzo premeditado. Por ello debe decidirse el tipo de innovación que se persigue y su alcance. No es lo mismo innovar en producto que hacerlo en el modelo de negocio, del mismo modo que es diferente lograr mejoras incrementales que obtener innovaciones más radicales.
El liderazgo es también clave a la hora de diseñar una organización innovadora. Se precisa un liderazgo comprometido, y que apueste de manera decidida por las nuevas ideas. La innovación es en gran parte un estado mental que no puede encenderse y apagarse en función de las circunstancias. El líder debe mandar un mensaje claro, acerca de la importancia que se le otorga a la innovación como herramienta para lograr diferenciarse y construir ventajas competitivas. Es también responsable de asignar los recursos necesarios para que ésta tenga lugar, fomentándola y apoyándola sin vacilaciones.
La innovación no puede aparecer en cualquier cultura, y mucho menos hacerlo de manera sistemática. Para florecer, necesita que la cultura contenga ciertas especificiadades tales como cierta aceptación del fracaso y el riesgo, fomentar la diversidad y el trabajo en equipo, apertura de mente y desafío del status quo, comunicación a lo largo de la organización, confianza y delegación de responsabilidades, capacidad de aprender y compartir el conocimiento, colaboración. Éstos y otros elementos necesarios para lograr una cultura innovadora, son todavía muy escasos en muchas de nuestras compañías.
Los procesos son tal vez la parte más visible de la innovación. Desde la creación de los equipos, la identificación de las oportunidades, el análisis de los clientes y sus necesidades, la generación de ideas y todas las diferentes fases hasta llegar al lanzamiento al mercado del resultado de dichos procesos, cada elemento juega un papel clave. Muchas empresas utilizan la idea del embudo de la innovación, como un proceso de "stage and gate", en el que después de cada fase las ideas se enfrentan a una serie de criterios que actúan como filtros para dejar pasar sólo a aquellas ideas que son realmente prometedoras.
Debe existir una estructura organizativa que sustente los esfuerzos innovadores de la empresa. Son varias las decisiones que deben tomarse al respecto. Por ejemplo, podemos construir una estructura paralela, o bien una estructura integrada en el seno de la organización, compuesta por personas que dediquen todos sus esfuerzos y talento a innovar o que sean también responsables de otras actividades relacionadas con el día a día. En algunas empresas se crea la figura del director de innovación, también se puede crear un comité de innovación al cual deben reportar los diferentes equipos establecidos para desarrollar nuevas ideas. Sea cual sea la estructura elegida, esta debe ser meditada en función de las necesidades y las posibilidades de la compañía
Por último, pero no menos importante, tenemos el aspecto del entorno físico de trabajo. Éste debe poseer áreas comunes que faciliten el diálogo y networking de las personas que trabajan en los diferentes departamentos, incluso la disposición de las mesas puede establecerse en función de los flujos de comunicación interdepartamental. También debemos disponer de salas que inviten a la relajación, y en la que puedan tener lugar las sesiones creativas, utilizando herramientas lo más visuales posibles. Elementos como la luz, espacios amplios, paredes decoradas con colores vivos o con mensajes inspiradores pueden parecer banales, si bien diferentes estudios han demostrado su relevancia a la hora de fomentar un estado de ánimo adecuado para maximizar la creatividad de las personas.
No existe una solución que pueda ser utilizada en todas las empresas. Cada organización debe buscar su propia solución, en base a sus características y circunstancias. Pero debe hacerlo, prestando atención a estos seis elementos y adaptarlos a sus necesidades.
El liderazgo es también clave a la hora de diseñar una organización innovadora. Se precisa un liderazgo comprometido, y que apueste de manera decidida por las nuevas ideas. La innovación es en gran parte un estado mental que no puede encenderse y apagarse en función de las circunstancias. El líder debe mandar un mensaje claro, acerca de la importancia que se le otorga a la innovación como herramienta para lograr diferenciarse y construir ventajas competitivas. Es también responsable de asignar los recursos necesarios para que ésta tenga lugar, fomentándola y apoyándola sin vacilaciones.
La innovación no puede aparecer en cualquier cultura, y mucho menos hacerlo de manera sistemática. Para florecer, necesita que la cultura contenga ciertas especificiadades tales como cierta aceptación del fracaso y el riesgo, fomentar la diversidad y el trabajo en equipo, apertura de mente y desafío del status quo, comunicación a lo largo de la organización, confianza y delegación de responsabilidades, capacidad de aprender y compartir el conocimiento, colaboración. Éstos y otros elementos necesarios para lograr una cultura innovadora, son todavía muy escasos en muchas de nuestras compañías.
Los procesos son tal vez la parte más visible de la innovación. Desde la creación de los equipos, la identificación de las oportunidades, el análisis de los clientes y sus necesidades, la generación de ideas y todas las diferentes fases hasta llegar al lanzamiento al mercado del resultado de dichos procesos, cada elemento juega un papel clave. Muchas empresas utilizan la idea del embudo de la innovación, como un proceso de "stage and gate", en el que después de cada fase las ideas se enfrentan a una serie de criterios que actúan como filtros para dejar pasar sólo a aquellas ideas que son realmente prometedoras.
Debe existir una estructura organizativa que sustente los esfuerzos innovadores de la empresa. Son varias las decisiones que deben tomarse al respecto. Por ejemplo, podemos construir una estructura paralela, o bien una estructura integrada en el seno de la organización, compuesta por personas que dediquen todos sus esfuerzos y talento a innovar o que sean también responsables de otras actividades relacionadas con el día a día. En algunas empresas se crea la figura del director de innovación, también se puede crear un comité de innovación al cual deben reportar los diferentes equipos establecidos para desarrollar nuevas ideas. Sea cual sea la estructura elegida, esta debe ser meditada en función de las necesidades y las posibilidades de la compañía
Por último, pero no menos importante, tenemos el aspecto del entorno físico de trabajo. Éste debe poseer áreas comunes que faciliten el diálogo y networking de las personas que trabajan en los diferentes departamentos, incluso la disposición de las mesas puede establecerse en función de los flujos de comunicación interdepartamental. También debemos disponer de salas que inviten a la relajación, y en la que puedan tener lugar las sesiones creativas, utilizando herramientas lo más visuales posibles. Elementos como la luz, espacios amplios, paredes decoradas con colores vivos o con mensajes inspiradores pueden parecer banales, si bien diferentes estudios han demostrado su relevancia a la hora de fomentar un estado de ánimo adecuado para maximizar la creatividad de las personas.
No existe una solución que pueda ser utilizada en todas las empresas. Cada organización debe buscar su propia solución, en base a sus características y circunstancias. Pero debe hacerlo, prestando atención a estos seis elementos y adaptarlos a sus necesidades.