Cuando una empresa pretende convertir la innovación en una de sus ventajas competitivas, debe tener en cuenta una serie de factores, que le van a permitir desarrollar su capacidad de innovar de manera continuada en el tiempo. Entre estos factores, uno de los más importantes, tal y como demuestran diversos estudios, es el proceso de innovación.
Como proceso de innovación se entiende todo el desarrollo del proyecto, desde su planteamiento inicial hasta su comercialización. Es decir, incluye todas las actividades que son necesarias para crear nuevas soluciones que aporten valor a la empresa y al mercado. Se puede dividir en tres grandes fases: descubrimiento, implementación y comercialización.
- Descubrimiento: es la parte inicial del proceso y finaliza con la definición conceptual de la solución.
- Implementación: incluye todas las actividades necesarias para hacer llegar la solución, definida en la etapa anterior, al mercado.
- Comercialización: se trata de la explotación en el mercado de la nueva solución.
Los objetivos del proceso de innovación pueden resumirse en tres:
- Lanzar al mercado la mejor solución posible. Es decir asegurar la calidad de la solución y su alineamiento con las necesidades reales de los clientes.
- Hacerlo en el menor espacio de tiempo posible (time-to-market)
- Utilizando los mínimos recursos posibles.
La consecución de estos objetivos, dependerá en gran medida de los riesgos asociados al proyecto y del modo en como sean gestionados. Por lo tanto a la hora de diseñar el proceso de innovación, es fundamental tener en cuenta los niveles de incertidumbre asociados al proyecto de innovación. Cabe señalar que puede haber incertidumbre sin que eso suponga riesgo.
- Incertidumbre debida a la gran cantidad de información y conocimiento no disponible, y que además puede tener consecuencias para el proyecto.
A continuación se detallan las diferentes tipologías de riesgo más comunes, aunque hace falta aclarar que se trata de una simplificación, y que en casos específicos pueden aparecer otros tipos de riesgo. También hay que tener en cuenta, que los diferentes riesgos, no son independientes entre si.
Riesgo de oferta: riesgo asociado a si un producto o servicio será técnicamente viable y si tendrá el funcionamiento esperado. En empresas tecnológicas, se hablará de riesgo tecnológico, aunque este tipo de riesgo estará presente, en mayor o menor medida, en cualquier proyecto de innovación.
Riesgo de mercado: riesgo asociado a si una solución resuelve las necesidades de un segmento de clientes concreto, y a si está bien posicionada respecto a la competencia. Se trata de evitar lanzar al mercado la solución equivocada, independientemente de que esta sea técnicamente buena.
Riesgo financiero: esta categoría de riesgo, presenta dos partes, una relacionada con la solución, y otra con el proceso.
No existe una receta universal que pueda ser aplicada a todos los proyectos de innovación, y para diseñar el proceso más adecuado para cada contexto, es fundamental determinar los riesgos e incertidumbres principales, tanto desde un punto de vista cualitativo como cuantitativo.
No es lo mismo iniciar un proyecto del cual se desconoce, incluso, la existencia de un posible mercado, y que se halla también en pleno desarrollo de una tecnología emergente, que abordar proyectos de innovación en un mercado maduro, conocido por la empresa, y que además pretende explotar capacidades y conocimientos que ya se poseen.
Los pasos a seguir para elegir el proceso de innovación más adecuado para cada proyecto son los siguientes:
Para realizar estos pasos es de gran ayuda disponer de una serie de preguntas, que obliguen al equipo de innovación a reflexionar sobre diferentes aspectos, y evaluar su nivel de riesgo e incertidumbre. Este ejercicio deberá realizarse en varias ocasiones a medida que el proyecto vaya avanzando, debido a que se irá acumulando nueva información, y por lo tanto las incertidumbres críticas irán variando.
Cada vez hay más empresas que disponen de diferentes diseños del proceso de innovación, y utilizan el que consideran más adecuado para cada proyecto. Un ejemplo de esta situación es la empresa HP (Hewlett-Packard), que en función de la incertidumbre técnica y la incertidumbre de mercado, asigna los proyectos de innovación a uno de los tres modelos de proceso de innovación de los que dispone.
Riesgo de oferta: riesgo asociado a si un producto o servicio será técnicamente viable y si tendrá el funcionamiento esperado. En empresas tecnológicas, se hablará de riesgo tecnológico, aunque este tipo de riesgo estará presente, en mayor o menor medida, en cualquier proyecto de innovación.
Riesgo de mercado: riesgo asociado a si una solución resuelve las necesidades de un segmento de clientes concreto, y a si está bien posicionada respecto a la competencia. Se trata de evitar lanzar al mercado la solución equivocada, independientemente de que esta sea técnicamente buena.
Riesgo financiero: esta categoría de riesgo, presenta dos partes, una relacionada con la solución, y otra con el proceso.
- riesgo asociado a si la solución logrará las ventas y/o beneficios esperados, y por lo tanto habrá creado para la empresa el suficiente valor como para ser considerada un éxito.
- riesgo asociado a si el proceso de innovación de una solución podrá ser realizado con el presupuesto previsto.
Riesgo de tiempo: riesgo asociado a si la empresa será capaz de lanzar el producto o servicio en el plazo de tiempo establecido, y a las consecuencias que puede tener el hecho de no hacerlo.
Para minimizar estos riesgos las empresas utilizan diferentes enfoques a la hora de diseñar los procesos de innovación. Existen dos casos extremos, entre los cuales se hallan diversas situaciones intermedias. En los extremos encontramos por una parte los procesos lineales, formados por fases y puertas de control, el más conocido es el llamado modelo "Stage-Gate", mientras que en el otro extremo tenemos los modelos iterativos, muy utilizados en metodologías como el "design thinking" y el "lean startup".
Para minimizar estos riesgos las empresas utilizan diferentes enfoques a la hora de diseñar los procesos de innovación. Existen dos casos extremos, entre los cuales se hallan diversas situaciones intermedias. En los extremos encontramos por una parte los procesos lineales, formados por fases y puertas de control, el más conocido es el llamado modelo "Stage-Gate", mientras que en el otro extremo tenemos los modelos iterativos, muy utilizados en metodologías como el "design thinking" y el "lean startup".
No es lo mismo iniciar un proyecto del cual se desconoce, incluso, la existencia de un posible mercado, y que se halla también en pleno desarrollo de una tecnología emergente, que abordar proyectos de innovación en un mercado maduro, conocido por la empresa, y que además pretende explotar capacidades y conocimientos que ya se poseen.
Los pasos a seguir para elegir el proceso de innovación más adecuado para cada proyecto son los siguientes:
- Identificación de incertidumbres (suposiciones o elementos que se desconocen y resultan críticos)
- Clasificación de los niveles de incertidumbre.
- Priorización temporal (en mi opinión los riesgos de mercado son los primeros que deben abordarse)
- Selección del proceso de innovación más adecuado y de las actividades que lo componen.
- ¿Quién es el cliente?
- ¿Conocemos bien sus problemas/necesidades?
- ¿Estaría dispuesto a pagar por una solución?
- ¿Cuál es el tamaño del mercado?
- ¿Cuál es el ritmo de crecimiento de este mercado?
- ¿Cuál es el posicionamiento de la empresa respecto a la competencia?
- ¿Existen soluciones alternativas?
- ¿Es viable técnicamente?
- ¿Cuál es el grado de desarrollo de estas tecnologías?
- ¿Tiene la empresa acceso a esas tecnologías?
Cada vez hay más empresas que disponen de diferentes diseños del proceso de innovación, y utilizan el que consideran más adecuado para cada proyecto. Un ejemplo de esta situación es la empresa HP (Hewlett-Packard), que en función de la incertidumbre técnica y la incertidumbre de mercado, asigna los proyectos de innovación a uno de los tres modelos de proceso de innovación de los que dispone.
- Un modelo para proyectos que son cualificados como start-ups (incertidumbre elevada)
- Un modelo para proyectos que pertenecen a negocios en fase de crecimiento (incertidumbre media)
- Un modelo para mercados maduros (incertidumbre baja)
No hay comentarios:
Publicar un comentario