domingo, 14 de septiembre de 2014

La importancia de crear un lenguaje común en la empresa innovadora

Estás intentando incorporar la innovación al ADN de tu empresa? deseas iniciar proyectos de innovación que generen crecimiento y creen un clima innovador en tu organización? Si es así, te propongo un ejercicio muy sencillo. Se trata simplemente de aprovechar cualquier reunión de trabajo, para pedir a los asistentes a la misma que escriban la definición de innovación que consideran más adecuada para la empresa.

Si te decides a realizarlo, lo más probable es que obtengas respuestas muy dispares, y que la gran mayoría de ellas sean excesivamente abstractas y poco concretas. Uno de los problemas más frecuentes a la hora de gestionar la innovación, es que cada persona tiene una idea muy diferente acerca de lo que  significa innovar.  

Ante esta situación, considero que el primer paso para iniciar la creación de una cultura innovadora, es construir un lenguaje común en torno al concepto de innovación. Especialmente, obtener una definición interna de innovación, elaborada por personas procedentes de diferentes áreas,  y validada por la alta dirección, que deje muy claro que es y que no es innovación para cada empresa en particular. Dicha definición deberá ser personalizada, clara, concreta y compartida por toda la organización.


Aprovecho para recordar que no es lo mismo una empresa que innova, que una empresa innovadora. La primera no precisa construir una cultura innovadora, debido a que innova de manera puntual, mientras que la segunda convierte a la innovación en un mecanismo de crecimiento y creación de ventajas competitivas, para lo cual es fundamental disponer de un lenguaje que facilite la comunicación interna y colabore a gestionar la innovación. 

Sin la creación de un lenguaje compartido, aumentan las posibilidades de futuros malos entendidos y confusiones. La definición de innovación es una pieza fundamental en la generación de ese lenguaje. Sin embargo, lograr una definición que no resulte ni excesivamente amplia, ni demasiado restrictiva, y que pueda ser utilizada como referencia para la toma de decisiones, es una actividad compleja, que requiere de una elevada dosis de reflexión e implica la evaluación de múltiples alternativas y puntos de vista.

La definición interna de innovación puede estar inspirada en alguna de las muchas definiciones genéricas que existen sobre el concepto de innovación. Aunque es muy importante, que se haya adaptado a la realidad de la empresa y del sector en el que esta compite. No parece muy conveniente que una empresa local de alimentación, y una multinacional del sector de las telecomunicaciones utilicen la misma definición de innovación.

Converger en una definición de innovación compartida, es uno de los pilares clave para crear una cultura de innovación en el seno de la organización. Se trata de crear algo similar a una "lengua franca”, es decir un lenguaje utilizado sistemáticamente para comunicarse con personas que proceden de otras disciplinas, y con las cuales no se comparte una "lengua materna”. Sin este lenguaje común, será mucho más complejo gestionar de manera exitosa la innovación. 

Los beneficios de disponer de una definición interna de innovación son los siguientes:
  • Guía a la organización hacía un objetivo común en innovación.
  • Asegura que los diferentes departamentos o unidades de negocio, alineen sus esfuerzos de innovación.
  • Dota de consistencia a las conversaciones internas sobre innovación.
  • Facilita la construcción de una cultura innovadora
  • Ayuda a generar, filtrar y seleccionar propuestas.
  • Ayuda a los equipos de innovación a enfocar sus esfuerzos.
  • Aporta objetividad y directrices para la innovación.
En definitiva, una empresa innovadora debe disponer de un liderazgo comprometido con la innovación, y que actúe como impulsor de la misma. Una de las primeras tareas que deberá abordar el líder innovador, será la de crear un lenguaje común en torno a la innovación, para lo cual es de gran ayuda partir de una definición interna que pueda guiar a la organización a crear nuevo valor, y a sus miembros a adoptar nuevos comportamientos.