En el post anterior hablaba de que innovar está muy vinculado a la creación de valor, y que se puede llegar a ello a través de varias dimensiones o tipologías de innovación. Es decir, que la innovación puede tomar muchas formas que conduzcan a la creación de valor. Independientemente del camino que elijamos para hacerlo, ello siempre supondrá cuestionar creencias y suposiciones, tanto referentes a nuestra empresa como a la industria en general.
Por lo tanto, es complicado abordar cualquier tipo de innovación empresarial sin enfrentarnos antes al reto de innovarnos a nosotros mismos. Después de todo, las empresas están constituidas por personas, y son esas personas las que deben crear valor. Para lograrlo, el primer paso es empezar a pensar diferente, de tal modo que varíe nuestra manera de ver el entorno que nos rodea. En realidad debemos ser capaces de verlo a través de varias gafas, para poder percibir así las diferentes realidades que coexisten.
Tal vez, la máxima expresión de innovación que podemos lograr, sea la innovación estratégica. Para ello, debemos cuestionar muchos de los elementos que conforman nuestro modelo de negocio actual. ¿En qué negocio estamos? ¿quiénes son nuestros clientes?¿qué productos o servicios les estamos ofreciendo?, son tan sólo algunas de las preguntas que es preciso que nos formulemos. Pero para lograr ésta u otra tipología de innovación, antes debemos innovar otro modelo. Nuestro modelo mental.
Un modelo mental no es nada más que el conjunto de creencias y opiniones que tenemos entorno a un tema, ya sea personal o profesional. Algunos individuos poseen convicciones demasiado inflexibles e inamovibles. Estas personas tienden a escuchar sólo aquellas cosas que refuerzan sus opiniones, y consideren cualquier información que no vaya en esa dirección, como equivocada o no aplicable. Esta actitud hace que no sean capaces de hacer cosas diferentes a las que han venido haciendo siempre
Es fundamental, que con cierta periodicidad cuestionemos honestamente nuestros modelos mentales. Cuestionarlos no tiene porque significar que los abandonemos, ni que incorporemos nuevas creencias. Podemos cuestionar nuestras convicciones y concluir que no hay nada erróneo en ellas. Pero ese ejercicio de reflexión y cuestionamiento, debería permitirnos pensar activamente acerca de las suposiciones que tenemos sobre nuestro negocio y sobre nuestro comportamiento en ese negocio.
Lo usual, es que los seres humanos y las organizaciones, se enfrenten a sus convicciones más profundas tan sólo en situaciones de crisis. Muchas empresas descubren nuevas formas de competir, únicamente cuando se encuentran en periodos complicados. Lamentablemente, muchas otras no son capaces de innovar en esas circunstancias y desaparecen. Es mucho más apropiado cuestionar nuestros modelos mentales continuamente, y no esperar a que lleguen las épocas de vacas flacas.
Contratar directivos de otras industrias, puede ser un modo de aportar frescura y modelos mentales diferentes al seno de la organización, para lograr que una empresa reflexione sobre su negocio. También observar a los competidores puede activar la capacidad de cuestionarse el modelo mental predominante en una industria, y preguntarse si no hay otros modos de competir que nos hagan más diferentes al resto de opciones que los clientes tienen a su disposición.
Las empresas pueden también desarrollar una actitud que favorezca que sus empleados se pregunten constantemente el porqué de las cosas. Otra táctica puede ser generar una crisis a través del establecimiento de nuevos objetivos. Si el objetivo es estimulante y ambicioso, seguro que los responsables de lograrlo, buscarán nuevas maneras de actuar. Especialmente, si se dan cuenta de que las viejas recetas no son útiles ante ese nuevo reto.
Contratar directivos de otras industrias, puede ser un modo de aportar frescura y modelos mentales diferentes al seno de la organización, para lograr que una empresa reflexione sobre su negocio. También observar a los competidores puede activar la capacidad de cuestionarse el modelo mental predominante en una industria, y preguntarse si no hay otros modos de competir que nos hagan más diferentes al resto de opciones que los clientes tienen a su disposición.
Las empresas pueden también desarrollar una actitud que favorezca que sus empleados se pregunten constantemente el porqué de las cosas. Otra táctica puede ser generar una crisis a través del establecimiento de nuevos objetivos. Si el objetivo es estimulante y ambicioso, seguro que los responsables de lograrlo, buscarán nuevas maneras de actuar. Especialmente, si se dan cuenta de que las viejas recetas no son útiles ante ese nuevo reto.
Debemos empezar a hacer el ejercicio de abrir nuestra mente a nuevas ideas. A nuevos modos de ver el mundo. Desarrollar la empatía con todos aquellos que nos rodean, y intentar comprender sus modelos mentales. La innovación empieza por cada uno de nosotros. Cuestionar nuestro modelo mental, es el primer requisito para innovar.
els relleus generacionals aporten noves idees però , sobretot, també la força emocional que fà falta per portar-les a terme.Crec que la persistència en creure en un nou model innovador és tant o més important que el model en sí
ResponderEliminarCuestionar nuestra forma de pensar y de hacer debería ser un ejercicio periódico como el que corre para eliminar toxinas y tonificarse. Si hacemos repaso de ciertos periodos o situaciones de la historia observamos que el hombre no siempre cambia su conducta porque le presentan una "nueva forma de pensar" sino porque le demuestran una realidad que hace cambiar sus pensamientos. Es como añadir al famoso dicho del "sino lo veo no lo creo" -si me lo demuestras me hará pensar y entonces podré cambiar mi conducta-. Es bueno fijarse en lo que ocurre en nuestro entorno,adaptarlo a nuestra conciencia con criterio, rechazarlo o adaptarlo si vemos que puede ser negativo o positivo. Evolucionar es adaptarse al medio presente y futuro.
ResponderEliminarGracias Xavier
Es tan complicado y dificil analizarse; a veces hace falta salir de nuestro propio cuerpo y alma para observarnos y preguntar el porque de muchas cosas que hacemos y decimos.
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