lunes, 16 de junio de 2014

Cómo generar conductas innovadoras (y construir empresas ambidiestras)

Las empresas, tal y como las conocemos hoy en día, tienen su origen en la revolución industrial, motivo por el cual no debe resultar extraño que estén especialmente diseñadas para ser eficientes y asegurar el control de las personas, que trabajan en ellas. Si bien ha habido una cierta evolución, respecto a esas primeras organizaciones empresariales, el principal objetivo de la mayoría de ellas sigue sigue siendo el de maximizar los recursos, es decir, hacer más con menos. 

Esa es la razón por la que seguimos viendo todavía tantas empresas con jerarquías basadas en el control y organizadas por departamentos especializados, en los que unos pocos toman decisiones y el resto ejecuta. Sin embargo, en la era del conocimiento y la creatividad las empresas precisan de nuevas fórmulas, que les permitan redefinir su oferta e incluso a toda la organización, con cierta frecuencia. Es la era de las empresas ambidiestras.

Ese modelo de empresa originario de la revolución industrial, ha llegado hasta nuestros días, pero en el nuevo paradigma en el que nos vamos adentrando de manera irremediable, la mortalidad de empresas que responden a ese patrón se acelera. No es suficiente con ser eficientes. La estabilidad del entorno, en la mayoría de sectores, ha pasado a ser un recuerdo del pasado. La velocidad del cambio, convierte a la oferta de muchas de esas empresas en obsoleta, en espacios de tiempo reducidos, con lo que aparece una nueva capacidad clave para crecer, o incluso sobrevivir, la de crear de cosas nuevas que aporten valor, y hacerlo además, de manera sostenida en el tiempo. Sin que ello signifique olvidarse de la eficiencia.


Se trata por lo tanto de construir empresas que sean capaces de combinar eficiencia e innovación, si bien las habilidades y las herramientas para lograr ambas cosas son considerablemente distintas. Para lograrlo, es necesario cuestionar algunos de los principios del "management" y de la gestión de personas, o como mínimo de ampliar el concepto, para lograr construir empresas ambidiestras. Este tipo de empresas son aquellas capaces de explotar el negocio actual de manera eficiente, y a la vez explorar el futuro, es decir, generar innovaciones que vayan pasando a formar parte del negocio central.

Para que las empresas logren el equilibrio adecuado entre exploración y explotación, es fundamental crear una cultura de innovación que conviva con la cultura de la eficiencia. Por lo tanto, el reto es construir empresas innovadoras dentro de las ya existentes, y protegerlas del día a día. A la hora de crear empresas ambidiestras, capaces de configurar y reconfigurar los recursos de la organización para aprovechar nuevas oportunidades y adaptarse a los cambios del entorno, las capacidades dinámicas son fundamentales. 

Básicamente estas capacidades son aquellas que permiten a las empresas desaprender y aprender, es decir desprenderse de aquello que ya no es necesario e incorporar nuevos elementos para hacer frente a las nuevas demandas. Estas capacidades favorecen que las empresas sean inteligentes, flexibles y ágiles, aspectos vitales para explotar nuevas oportunidades, y adaptarse a los nuevos contextos de mercado. 

Pasar de una empresa convencional, a una empresa innovadora, implica favorecer nuevas conductas que fomenten la creatividad, las contribuciones de un mayor número de empleados, la asunción de riesgos y la tolerancia a la incertidumbre, entre otros aspectos. Según una de las más famosas ecuaciones de las ciencias sociales, la conducta depende de la personalidad y del entorno. Por lo tanto para lograr conductas innovadoras, habrá que trabajar en paralelo con las personas y con el entorno en el que estas trabajan.

         Conducta= Personalidad x Entorno

Para lograr que las personas estén preparadas para acometer tareas de innovación, salir de su zona de confort y adoptar nuevas conductas, habrá que centrarse en tres aspectos para aprovechar el máximo potencial de cada una de ellas:
  1. Herramientas: colección de herramientas y técnicas utilizadas para alinear a los miembros de la organización, identificar oportunidades, generar nuevas ideas e implementarlas.
  2. Habilidades: conjunto de habilidades que permite a los diferentes roles utilizar su conocimiento y capacidades para lograr sus objetivos. 
  3. Modelos mentales: actitudes y comportamientos que permiten que las herramientas y las habilidades sean efectivas a la hora de obtener conductas innovadoras.
A continuación se muestran algunos ejemplos, aunque en cada caso sería conveniente realizar un diagnóstico inicial, y en función de los resultados y de los objetivos a alcanzar, se deberían diseñar planes de desarrollo personalizados:

1. Herramientas:
  • Lienzo del modelo de negocios
  • Etnografía
  • Técnicas creativas
  • Mapas mentales
  • Técnicas para seleccionar ideas
  • Construcción de prototipos
2. Habilidades: .
  • Identificar oportunidades.
  • Generar nuevas soluciones de manera individual.
  • Colaborar y trabajar en equipo.
  • Liderar equipos.
  • Apoyar y proteger a los equipos de innovación.
  • Comunicar generando impacto
3. Modelos mentales (mentalidad): 
  • Curiosidad.
  • "Customer-centric".
  • Mente abierta a nuevas ideas y a romper con la tradición.
  • Prestar atención a los detalles.
  • Tolerancia a la incertidumbre.


Tener a las personas adecuadas es una parte importante para obtener una empresa innovadora, pero demasiado a menudo los líderes piden a sus empleados que actúen de manera creativa e innovadora, sin ofrecer entornos que fomenten y apoyen esos comportamientos. Para lograr diseñar entornos innovadores, propongo un modelo, del que ya he hablado en otras ocasiones, que se basa en ocho palancas. Al trabajar sobre cada uno de estos ocho elementos, se logra construir un entorno que permite crear las circunstancias para sistematizar la innovación.
  • Liderazgo
  • Estrategia de innovación
  • Procesos de innovación
  • Estructura organizativa para la innovación
  • Métricas de innovación
  • Motivación e incentivos a la innovación
  • Espacios de trabajo (físicos y virtuales)
  • Cultura innovadora

En definitiva, la velocidad de cambio del entorno exige que las empresas que quieran ser exitosas a largo plazo, deban renovar su oferta de manera constante, y en algunos casos reinventarse ellas mismas por completo. Para lograrlo, ya no es suficiente con crear empresas eficientes, estas deben también ser creativas e innovadoras, dando lugar a lo que se conoce como empresas ambidiestras. En la construcción de empresas con ADN innovador, es clave tanto disponer de las personas adecuadas, como ofrecerles un entorno que derribe las barreras a la innovación y favorezca las conductas innovadoras.


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