La innovación se ha convertido en un concepto central al hablar de gestión empresarial. Pese a ser algo de lo que las empresas y sus líderes hablan constantemente, todavía es difícil encontrar empresas que hagan de la innovación uno de los pilares clave de su competitividad y crecimiento.
Las empresas que son capaces de generar un flujo constante de productos (o servicios) novedosos, han desarrollado sistemas internos de gestión de la innovación. Es decir, su capacidad innovadora no depende únicamente del azar y la inspiración, sino que también de la sistemática y el trabajo.
Lograr que la innovación forme parte del ADN de una empresa no es una tarea sencilla. El camino hacia tal objetivo suele estar lleno de obstáculos. Superar todas las dificultades que se presenten y conseguir que la innovación se traslade a la cuenta de resultados depende, en gran medida, de que se haya diseñado un sistema que tenga en cuenta los elementos clave para impulsar la innovación, y se asegure de que éstos encajen.
Para gestionar la innovación de una manera sistematizada, hay que tener en cuenta varios elementos. Sin embargo, en mi opinión, hay tres que resultan absolutamente imprescindibles, y a los que debe darse total prioridad. Estos tres elementos, forman la columna vertebral de cualquier sistema que pretenda impulsar la innovación en la empresa. Me gusta referirme a ellos como las tres p's de la innovación y se trata de los siguientes elementos:
El camino que separa la identificación de un reto y el lanzamiento al mercado de una solución que le dé respuesta es largo y tortuoso. Algunas empresas recorren este camino sin ningún tipo de proceso formal, algo que dificulta aún más llegar al resultado deseado (lo que hace que muchas empresas acaben pensando que la innovación no es para ellas).
La generación de innovaciones pasa por disponer de un proceso que permita identificar retos y recorrer todos los pasos necesarios para lanzar nuevas soluciones (productos/servicios) que aporten valor al cliente y a la empresa. Cada organización, en función de su dimensión y sector, deberá diseñar el proceso de innovación más idóneo.
En término generales, un proceso de innovación puede dividirse en tres grandes etapas:
Principios
Lograr que la innovación forme parte del ADN de una empresa no es una tarea sencilla. El camino hacia tal objetivo suele estar lleno de obstáculos. Superar todas las dificultades que se presenten y conseguir que la innovación se traslade a la cuenta de resultados depende, en gran medida, de que se haya diseñado un sistema que tenga en cuenta los elementos clave para impulsar la innovación, y se asegure de que éstos encajen.
Para gestionar la innovación de una manera sistematizada, hay que tener en cuenta varios elementos. Sin embargo, en mi opinión, hay tres que resultan absolutamente imprescindibles, y a los que debe darse total prioridad. Estos tres elementos, forman la columna vertebral de cualquier sistema que pretenda impulsar la innovación en la empresa. Me gusta referirme a ellos como las tres p's de la innovación y se trata de los siguientes elementos:
- personas
- procesos
- principios
Personas
Sin personas no hay innovación. Una reflexión obvia, y repetida hasta la saciedad en este blog. Se trata de contar con las personas adecuadas, además de organizarlas y gestionarlas del modo más eficaz para lograr que la innovación sea una realidad.
Este elemento puede abordarse desde tres niveles distintos:
- individual
- equipos
- organización
A nivel individual se trata de asegurarse que las personas que van a dedicarse a la innovación, ya sea a tiempo parcial o completo, posean las capacidades necesarias para descubrir oportunidades, y generar ideas con potencial. Eso puede lograrse a través de la contratación externa, o del desarrollo interno de tales capacidades.
Las capacidades esenciales para las etapas iniciales del proceso de innovación son las siguientes:
- Cuestionamiento
- Observación
- Creación de redes de ideas
- Experimentación
- Asociación
En etapas posteriores serán también necesarias las capacidades de ejecución, aunque éstas suelen estar mucho más presentes en las empresas. Me refiero a capacidades como el análisis, la planificación, la organización o la disciplina.
Asegurar que se dispone de ambos grupos de capacidades, es un primer paso para impulsar la innovación de manera exitosa. Al fin y al cabo innovar es descubrir y ejecutar. Por norma general, aquellas personas que sobresalen de manera natural en un grupo de capacidades, suelen mostrar carencias en el otro grupo. Aunque afortunadamente tales capacidades se pueden desarrollar a través de la formación y la aplicación práctica.
Posteriormente habrá que considerar cuál es la combinación de personas más decuada para crear equipos de innovación, y el mejor modo de liderarlos. Además será también fundamental determinar el diseño organizativo, las responsabilidades y las funciones relacionadas con la innovación. Teniendo en cuenta que no existe un único modo de abordar estos temas.
Procesos
El camino que separa la identificación de un reto y el lanzamiento al mercado de una solución que le dé respuesta es largo y tortuoso. Algunas empresas recorren este camino sin ningún tipo de proceso formal, algo que dificulta aún más llegar al resultado deseado (lo que hace que muchas empresas acaben pensando que la innovación no es para ellas).
La generación de innovaciones pasa por disponer de un proceso que permita identificar retos y recorrer todos los pasos necesarios para lanzar nuevas soluciones (productos/servicios) que aporten valor al cliente y a la empresa. Cada organización, en función de su dimensión y sector, deberá diseñar el proceso de innovación más idóneo.
En término generales, un proceso de innovación puede dividirse en tres grandes etapas:
- Identificación de retos de innovación: esta etapa está vinculada a la estrategia de innovación, y en ella debe definirse en qué áreas se desean enfocar los esfuerzos de innovación. Para ello se utilizan diferentes mecanismos para identificar retos de innovación, que posteriormente se convertirán en proyectos de innovación.
- Descubrimiento: corresponde a la etapa en la que se desea establecer cuál es la mejor solución para dar respuesta al reto de innovación planteado. En esta etapa deberán realizarse investigaciones, dependiendo del proyecto ésta podrá ser en varios ámbitos (clientes, tendencias, tecnologías, competidores, etc), además se deberán generar ideas, y realizar experimentos para validar que el producto o servicio es deseable, viable y rentable.
- Implementación: en esta etapa se deberán recorrer los pasos necesarios para hacer llegar el producto o servicio al mercado. Por lo tanto deberá pasarse del diseño a la realidad.
Principios
Una vez se dispone de las personas adecuadas, y estas realizan las actividades definidas por el proceso de innovación, es clave tener en cuenta los principios que rigen la cultura organizativa. Para ello es aconsejable definir los principios que van a actuar como pilares, y a partir de ahí definir las acciones que van a contribuir a que los principios sean mucho más que palabras y den realmente forma a una cultura innovadora.
Por ejemplo si se decide que un principio será que la innovación no es cosa de un departamento, sino de toda la organización, será fundamental establecer algún mecanismo para captar ideas, además de ofrecer incentivos, y ofrecer tiempo para que los empleados desarrollen las ideas. En caso de no implementar estas acciones, el principio no estará sustentado por ninguna acción, y no dejará de ser una declaración de intenciones.
En conclusión, para sistematizar la innovación diseñar un sistema que como mínimo tenga en cuenta a los tres factores fundamentales, es decir las personas, los procesos y los principios. No existen recetas universales para incorporar la innovación al ADN de la empresa. Por lo tanto, cada empresa deberá crear su propio modelo.
Por ejemplo si se decide que un principio será que la innovación no es cosa de un departamento, sino de toda la organización, será fundamental establecer algún mecanismo para captar ideas, además de ofrecer incentivos, y ofrecer tiempo para que los empleados desarrollen las ideas. En caso de no implementar estas acciones, el principio no estará sustentado por ninguna acción, y no dejará de ser una declaración de intenciones.
En conclusión, para sistematizar la innovación diseñar un sistema que como mínimo tenga en cuenta a los tres factores fundamentales, es decir las personas, los procesos y los principios. No existen recetas universales para incorporar la innovación al ADN de la empresa. Por lo tanto, cada empresa deberá crear su propio modelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario