Artículo publicado en Sintetia el 18 de marzo de 2015
A diferencia de las empresas que innovan de forma puntual, las empresas innovadoras sistematizan la innovación y la convierten en algo que pasa a formar parte de su ADN, o lo que es lo mismo, de su cultura. La innovación se transforma, por lo tanto, en uno de sus elementos diferenciadores, y en un mecanismo de creación de valor que les permite ser más competitivas.
A diferencia de las empresas que innovan de forma puntual, las empresas innovadoras sistematizan la innovación y la convierten en algo que pasa a formar parte de su ADN, o lo que es lo mismo, de su cultura. La innovación se transforma, por lo tanto, en uno de sus elementos diferenciadores, y en un mecanismo de creación de valor que les permite ser más competitivas.
Sin embargo, convertirse en una empresa innovadora no es nada fácil. Hay que tener en cuenta que la mayoría de empresas están más pensadas para ser eficientes que para innovar. Por esta razón, y tal y como comenté en un artículo anterior, La empresa ambidiestra y la estrategia de innovación, será clave crear las condiciones necesarias para compaginar, de forma efectiva y armoniosa, la gestión operativa (explotar eficientemente el presente para incrementar la rentabilidad actual) con la gestión innovadora (explorar nuevas oportunidades para generar una rentabilidad futura).
Para lograrlo será fundamental disponer de las personas adecuadas y crear un entorno que fomente y apoye las conductas necesarias para innovar de manera continuada y exitosa.
Empresa innovadora= Personas innovadoras x Entorno innovador
En la creación de ese entorno, se deben tener en cuenta diferentes aspectos, uno de los más importantes es la estrategia de innovación, encargada de marcar el rumbo de los esfuerzos de innovación. Esta deberá estar alineada con la estrategia del negocio. Para asegurar que esto sea así, es conveniente tener en cuenta estas cinco cuestiones:
- Áreas estratégicas: ¿dónde seremos activos?
- Vehículos: ¿qué medios utilizaremos para llegar a ello?
- Diferenciadores: ¿cómo seremos competitivos en el mercado?
- Programación: ¿cuál será nuestra velocidad y secuencia de movimientos?
- Lógica económica: ¿cómo obtendremos nuestros beneficios?
Una vez se
dispone de dicha información ya se está en disposición de formular una
estrategia de innovación coherente con el negocio, y que debe colaborar,
principalmente, a aportar luz sobre cinco grandes temas.
- · Razones para innovar : ¿Por qué innovar?
- · Resultados que se desean obtener:¿Qué se espera de la innovación?
- · Creación de un lenguaje común: ¿Qué se entenderá internamente por innovación?
- · Enfocar los esfuerzos de innovación: ¿En qué áreas se desea innovar?
- · Intensidad y nivel de riesgo de la innovación: ¿Cuánto se desea innovar?
¿Por qué innovar?
Importancia de la
innovación para la empresa
Cuando una
empresa inicia o refuerza su apuesta por la innovación, lo que está haciendo no
es otra cosa que generar cambios (que, como todos sabemos, generan
resistencias). Por lo tanto, antes que nada, la organización debe tener claro
cuál es la razón que la impulsa a innovar. Es decir, será preciso identificar
cuáles son los detonantes para iniciar la aventura de innovar, así como hacer
una llamada a la acción que genere la necesidad de cambio en el seno de la
empresa.
Las
motivaciones para innovar pueden ser varias: dar respuesta a un entorno
cambiante (que se puede traducir en cambios en los gustos de los clientes, en
la tecnología o en la aparición de nuevas regulaciones), huir de la trampa de
la «comoditización», crecer o crear ventajas competitivas... sean cuales sean
las razones, es conveniente hacerlas explícitas.
¿Qué se espera de la innovación?
Objetivos
Los
objetivos de innovación tienen que estar al servicio de los objetivos estratégicos
de la empresa. Hacen referencia al conjunto de metas que una organización se
propone obtener a partir de los esfuerzos destinados a innovar.
Los
objetivos pueden vincularse a distintos horizontes temporales. Se pueden
establecer objetivos a corto, medio o largo plazo. En cualquier caso, tienen
que ser complementarios entre ellos, de forma que la consecución de los
primeros ayude a alcanzar los últimos.
Ejemplos de objetivos de innovación:
- · Lanzamiento de servicios complementarios a los productos actuales que representen un 10% de la facturación total en dos años.
- · Obtener ahorros del 12% en estructura de costes.
- · Que el porcentaje de trabajadores implicado en proyectos de innovación pase del 15% al 30%.
- · Que los beneficios generados por los productos lanzados durante los tres últimos años pasen del 20% al 35%.
- · Incrementar el valor que los nuevos productos aportan a los clientes.
¿Qué se entenderá internamente por innovación?
Definición interna de
innovación
Uno de los pasos imprescindibles para la creación de una cultura
innovadora, es construir un lenguaje común en torno al concepto de innovación. Especialmente,
obtener una definición interna de innovación, elaborada por personas
procedentes de diferentes áreas, y validada por la alta dirección, que
deje muy claro que es y que no es innovación para cada empresa en particular.
Dicha definición deberá ser personalizada, clara, concreta y compartida por
toda la organización.
Sin la creación de
un lenguaje compartido, aumentan las posibilidades de futuros malos entendidos
y confusiones. La definición de innovación es una pieza fundamental en la
generación de ese lenguaje. Sin embargo, lograr una definición que no resulte
ni excesivamente amplia, ni demasiado restrictiva, y que pueda ser utilizada
como referencia para la toma de decisiones, es una actividad compleja, que
requiere de una elevada dosis de reflexión e implica la evaluación de múltiples
alternativas y puntos de vista.
La definición
interna de innovación puede estar inspirada en alguna de las muchas
definiciones genéricas que existen sobre el concepto de innovación. Aunque es
muy importante, que se haya adaptado a la realidad de la empresa y del sector
en el que esta compite. No parece muy conveniente que una empresa local de
alimentación, y una multinacional del sector de las telecomunicaciones utilicen
la misma definición de innovación.
Directrices de
innovación
Consiste en
el establecimiento de una serie de principios que ayudan a comunicar cuáles son
los requisitos que tienen que cumplir los proyectos de innovación para ser
considerados y recibir el apoyo de la empresa.
Actúan como
restricciones y delimitan, por lo tanto, el espacio de innovación de la
empresa: si un proyecto de innovación no cumple con alguna de estas
directrices, no tendría que desarrollarse. Eso permite enfocar los esfuerzos,
al mismo tiempo que evita frustraciones y un mal uso de los recursos.
No se debe
perder de vista que las directrices definidas impactarán en las tipologías y
los niveles de innovación de la empresa. Por lo tanto, es muy importante
reflexionar acerca de qué directrices son las más adecuadas para la empresa,
teniendo en cuenta su estrategia.
Algunos
ejemplos de directrices de innovación aplicables a los proyectos de innovación:
·
Aportar alguna ventaja competitiva a la
empresa.
·
Aumentar el valor de la marca.
·
Llegar al mercado antes de 24 meses.
·
Alcanzar el punto muerto antes de tres años.
·
Garantizar que
está alineado con la estrategia de la empresa.
¿En qué áreas se desea innovar?
De los distintos aspectos que han de conducir a
establecer una estrategia de innovación, uno de los más importantes es definir
dónde innovará la empresa. Para hacerlo se recomienda identificar retos,
agruparlos en vectores de innovación,
y seleccionar aquellos vectores
que finalmente constituirán las áreas en las que la empresa innovará.
Identificar retos de
innovación
Sin retos no hay innovación
posible. Las oportunidades y amenazas (retos), son la fuente de la innovación.
Por esta razón, es necesario realizar un análisis interno y externo.
Los
retos son la base de cualquier proyecto de innovación. Pueden tener su origen
en cuatro aspectos distintos:
- 1. Oportunidad externa (ejemplo: necesidad no satisfecha de un segmento de clientes).
- 2. Amenaza externa (ejemplo: lanzamiento de una nueva tecnología por parte de un competidor).
- 3. Oportunidad interna (ejemplo: activo utilizado por debajo de su capacidad máxima y que podría ser explotado para ofrecer nuevas soluciones, incluso en mercados distintos en los que opera actualmente la empresa).
- 4. Amenaza interna (ejemplo: niveles de productividad inferiores a la media del sector).
Cuánto
mayor sea el número de retos identificados, más posibilidades tendrá la empresa
de definir una buena estrategia de innovación.
Vectores de innovación
Cuando se
hayan identificado los retos, se tendrá que decidir cuáles atacar. Es evidente
que no se podrán atacar todos. La estrategia implica tomar decisiones, lo que
incluye también hacer renuncias.
No se debe
olvidar que la innovación requiere un elevado grado de enfoque. Las ventajas
competitivas sostenibles no acostumbran a forjarse explotando muchas
oportunidades desconectadas. Al contrario, proceden de un determinado enfoque
en algunas áreas. Conseguir este enfoque requiere coherencia, consistencia y
especialización.
Así, en
lugar de centrarse en una gran cantidad de retos de innovación sin ninguna
relación entre ellos, la organización tendría que enfocarse en un número
concreto de grandes temas, que llamamos vectores de innovación. Un vector de
innovación estará formado por distintos retos relacionados. Estos vectores serán
la base para generar una cartera de proyectos de innovación diferentes pero
enfocados.
La
finalidad es, por lo tanto, combinar diversidad y enfoque. Las empresas
necesitan diversidad para aumentar sus posibilidades de éxito (diversificar el
riesgo). Ahora bien, al mismo tiempo, los esfuerzos de innovación han de ser
acumulativos, de forma que sea posible construir ventajas competitivas fuertes,
sostenibles y defendibles, que generen una posición diferenciada en el mercado.
Y eso es más fácil de conseguir cuando existe alguna conexión entre los
distintos proyectos.
Para
determinar que vectores de innovación tiene que elegir la empresa, se
recomienda seguir los pasos siguientes:
a) Agrupar
los retos identificados en vectores
Algunos criterios
que pueden ayudar a agrupar los retos identificados en vectores de innovación:
- · Por segmentos de clientes: segmentos de clientes potenciales en los que se focalizará la empresa.
- · Por necesidades y problemas de clientes: necesidades y problemas a los que se quiere dar respuesta.
- · Por tecnologías: tecnologías que se desean explotar.
- · Por productos o servicios: líneas de productos o servicios que se desean potenciar o desarrollar en los próximos años.
- · Por capacidades y recursos: capacidades que se quiere apalancar para crear ventajas competitivas.
- · Por áreas geográficas: mercados geográficos que se quieren potenciar (se tendrá que valorar las. adaptaciones necesarias para competir en estos mercados).
- ·
Por modelo de
ingresos: nuevas formas de generar ingresos, (por ejemplo pasar de un modelo de
transacción a uno de suscripción que genere ingresos recurrentes).
b) Priorizar los vectores de innovación
Dado que
los recursos son limitados, la empresa tendrá que valorar estos vectores y seleccionar
aquellos que sean considerados más interesantes. Para hacerlo, es aconsejable
valorar una serie de criterios relacionados con:
·
La atractividad
externa. Consiste en valorar para cada vector algunas características como el
tamaño y el crecimiento de los mercados, la intensidad de la competición, los márgenes
medios o el potencial para desarrollar nuevas soluciones.
·
Capacidad interna.
Consiste en valorar si las capacidades y fortalezas de la empresa pueden ser
utilizadas en los distintos vectores de innovación.
¿Cuánto se desea innovar?
Niveles de
innovación y riesgo de los proyectos
Las empresas
tienen que buscar un equilibrio entre proyectos con distintos niveles de innovación
y en consecuencia de riesgo, (incremental, adyacente y radical) y, al mismo
tiempo, satisfacer los objetivos de ventas a corto plazo sin poner en peligro
el crecimiento futuro.
En líneas
generales puede afirmarse que a mayor riesgo mayor retorno. Es importante que
al decidir la composición de la cartera de proyectos y los diferentes niveles
de riesgo de la misma, se tenga en cuenta la cultura de la empresa, su ambición
y su aversión al riesgo. No existe una combinación ideal de niveles de innovación.
Es
necesario señalar que no se tiene que caer en la tentación de acabar
invirtiendo todos los recursos en proyectos incrementales, ya que se puede
poner en peligro la futura competitividad de la empresa. Un error muy habitual,
motivado por el deseo de obtener
retornos inmediatos.
Recursos asignados
La estrategia de innovación no será más que una entelequia, hasta que se
asignen recursos. El tiempo, las personas, y los euros invertidos en innovación,
no garantizan el éxito, pero si indican hasta que punto la innovación es una
prioridad para la empresa, más allá de los discursos amables y políticamente
correctos.
Al asignar recursos a los proyectos, es recomendable hacerlo por tramos,
hasta la obtención de ciertos hitos. Momento en el cual, se deberá decidir si
seguir invirtiendo, o no, en el siguiente tramo del proyecto. Los hitos a los
que me refiero, suelen corresponder a información y conocimiento que permiten
responder cuestiones fundamentales para que el proyecto sea exitoso.
En general estas cuestiones hacen referencia a si la solución que se
pretende lanzar, es deseable para los clientes, viable teccológica y
operativamente y rentable para la empresa. Los recursos invertidos, estan
enfocados a responder las distintas preguntas planetadas. Un proceso de
innovación, no es más que un proceso de aprendizaje, que precisa de inversiones
para ir avanzando.
Concluyendo
Si una empresa se plantea
convertir la innovación en un mecanismo de crecimiento y creación de ventajas
competitivas, será preciso que la sistematice y la convierta en parte de sus día
a día. Para ello, deberá, entre otras cosas, formular una estrategia de
innovación, que incluya como mínimo los aspectos comentados y que servirá para
marcar la dirección, enfocar los esfuerzos y delimitar las reglas del juego.
Si bien se han descrito los
distintos pasos de manera secuencial, por mi experiencia me atrevo a afirmar, que
esto casi nunca es así y que en realidad muchos de los distintos elementos que
forman la estrategia de innovación son abordados en paralelo.
Bibliografía: Bayó, E., Camps, X. (2015). “Cómo llegar a ser una empresa innovadora”. Publicaciones de ACCIÓ
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